Título original: The turn of the screw.
Año de publicación: En Collier’s weekly Magazine. Januarry 27 – April 16 de 1898.
Sinopsis
En Octubre de 1898 fue publicado en The two magics of book publicado por MacMillan en Nueva York, y por Heinemann en Londres.
«Para algunos, el mundo está plagado de espíritus y fantasmas, seres de otro mundo que irrumpen y se ponen en contacto con personas especialmente dotados para percibir su influencia.
De uno de esos contactos trata esta novela de Henry James quien logra aquí una de las joyas de la literatura fantástica y de fantasmas.»
Mi experiencia de lectura
El libro inicia ilustrándonos una situación en la que se encuentra una familia, en víspera de navidad y están todos alrededor de la chimenea, reunidos contando historias de horror y de fantasmas. Douglas, quien es uno de los presentes en este instante, les presenta una historia conocida para él ya que una mujer de la que él había estado enamorado y que, al parecer, había trabajado para él, le dió en manuscrito. Este manuscrito contenía la historia de la jóven, o más bien la experiencia de ella, cuando fue institutríz de dos hermanitos en Bly. La día siguiente de prometerles la historia, les lleva el manuscrito para iniciar con la lectura de esta. «Esta escrito con una vieja y desvanecida tinta, con la más bella caligrafía -y se volvió de nuevo hacia el fuego- de una mujer. Murió hace más de veinte años. Ella me envió esas páginas antes de morir.»
El tiempo en la historia transcurre entre el verano y noviembre de un año que si lo dijeron, no lo recuerdo. En un lugar llamado Bly hay dos pequeños, Flora y Miles con 8 y 10 años respectivamente, viven en una casa muy grande (muy parecida a los castillos antiguos) con la señora Grose. Para ser más específicos viven en una casa campestre, una mansión en Essex. La señora Grose, quien es la ama de llaves, vive y trabaja hace mucho tiempo con la familia y se hace cargo de los niños, mientras llega la nueva institutriz. Estos dos niños perdieron a sus dos pradres hace aproximadamente 2 años, en la India. Como los dos niños quedaron bajo la tutela de un tio, el tio contrata las institutrices con la siguiente condición: «
No molestarlo nunca, rigurosamente nunca. No recurrir a él, ni quejarse, ni escribirle por ningún concepto. Debían resolver por sí mismas todos los problemas… dejarlo en paz.»
La nueva institutriz, y quien escribe la historia, no sospecha al principio de lo buena que era la oferta ya que pagaban muy bien, ella necesitaba el dinero y además comprendía su condición tan estricta y rigurosa puesto que el tío vivía en lugar diferente a la mansión en la que ellos vivirían, en Harley Street. Sin embargo, ella percibía que el hombre que la contrató, se sentía con demasiado compromiso, responsabilidad y lo sentía más bien como una carga
«Había hecho por ellos todo lo que estaba a su alcance, ya que aquel par de criaturas les producía una infinita piedad.»; por ello y al haber conocido a los encantadores, lindos e indefensos niños había pensado en cuidarlos muy bien y quererlos «Estaba allí para proteger y defender a las dos criaturas más adorables que había en el mundo, de cuya falta de protección me había dado cuenta repentinamente y, con el corazón dolorido, había decidido subsanar. Estábamos unidos en nuestro peligro.»

Miles es un niño muy inteligente y perspicaz, y al parecer ha estado haciendo travesuras y portándose mal en la escuela, puesto que su institutriz recibe una nota de la profesora del chico diciéndole que no lo pueden volver a recibir. Esto a la sra Grose y a nuestra protagonista le parece muy extraño ya que el niño tiene tan buenos modales, es todo un caballerito y adorable.
En el transcurso del tiempo, la nueva institutriz va siendo testigo de eventos terroríficos y fantasmales; a demás de anormales. Los niños se empiezan a portar de formas extrañas, por ejemplo Miles una noche se despierta y se va caminando, en medio de la noche, hasta el lago cerca de la casa. Cuando la institutriz lo encuentra, se da cuenta de que él está demostrándole de lo que es capaz, explicándole el comportamiento que tal vez ha estado teniendo en la escuela y Flora de tan sólo 8 años, es testigo de todo esto y lo ayuda. Por lo tanto la institutriz va descubriendo poco a poco, de qué son ellos capaz de hacer.
Además de que los niños se empiezan a comportar de forma inexplicable, la institutriz va presenciando a los fantasmas de los antiguos sirvientes de la casa, La señorita Jessel, la anterior institutriz que murió hace algunos meses en extrañas circunstancias; y Quint un antiguo criado que también muere inesperadamente. Ellos empiezan a ser compañías frecuentes en la casa y nos vamos dando cuenta de que cuando los niños los ven o cuando los fantasmas aparecen, ellos empiezan a comportarse de tal manera.
«Mis posibilidades de éxito dependían sobre todo de mi voluntad, la voluntad de cerrar los ojos todo lo posible a la verdad, la verdad de que tenía que tratar con algo que era repugnantemente contrario a la naturaleza.»
La señora Grose se convierte en muy buena amiga de la nueva institutriz, y las dos van descubriendo a esas presencias y se van explicando un montón de cosas. Por ellos la señora Grose, cuando la institutriz va a contarle las visiones que tiene, le cuenta quienes eran estos espectros para la vida de los niños, que eran mala influencia para ellos y que eran ellos los siniestros quienes obligaban a los hermanos a comportarse mal.
Al parecer, por lo que pasa al final de esta narración, los chicos no son conscientes de que estas personas están muertas al principio, ya que la institutriz no puede hablar mucho de ellos, los antiguos sirvientes, ni de la muerte.
«Terreno prohibido, en general, era el tema del retorno de los muertos y, en especial, lo que podría sobrevivir en la memoria de los niños de sus amigos perdidos.»
Ya para finalizar, cuando la señora Grose se lleva a Flora hacia la casa del tio para salvarla de estas peligrosas y fantasmales presencias y cuando la institutriz confronta a Miles sobre los espectros; al parecer los fantasmas logran lo que querían, hacerles daño o incluso matarlos. Lo evidenciamos en la siguiente cita: «
«Lo cogí, sí, y es fácil de imaginar con qué pasión; pero al cabo de un minuto comencé a darme cuenta de lo que en realidad tenía entre mis brazos. Estábamos solos, el día era apacible y su pequeño corazón había dejado de latir desposeído…»
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