Autor: Antón Pavlovich Chéjov.
Fecha de publicación del cuento: 20 de enero de 1887.
Publicado en la revista: Nóyove vremia.
Libro: Cuentos Imprescindibles.
El cuento inicia narrando el escenario de la muerte de Andréi, hijo del doctor Kirílov, de seis años a causa de la difteria. Unos minutos después del deceso, el doctor oye que están tocando a su puerta, es Aboguin quien lo necesita con urgencia porque su esposa se ha desmayado y, tras usar sus métodos conocidos para reanimarla, y presa de la desesperación, acude ante el único médico.
A continuación, seremos testigos de la exquisita narración de Chéjov, cuando nos describe el dolor del padre por su hijo fallecido, su deber profesional de acudir a salvar una vida, la angustia de Aboguin porque lo acompañe a su casa a reanimar a su esposa, el crudo escenario de la muerte de un niño de seis años; y que después de un momento, el doctor accede a acompañar a este hombre – de alta sociedad – con el fin de ayudarlo; encontrarse con semejante sorpresa. Son un montón de emociones y pensamientos que surgen en nosotros como espectadores de algo tan fuerte como lo que en este cuento se narra.

Sin duda es uno de los mejores cuentos que he leído, antes no había encontrado que se narrara de esa forma tan viva el dolor.
A continuación, les comparto algunas notas que extraje del cuento:
Algunas citas textuales
» – El amor al género humano es un arma de dos filos – contestó irritado Kirílov -. En nombre de este mismo amor al género humano le ruego yo a usted que desista. ¡Qué extraño, Dios mío! ¡Yo apenas me tengo en pie, y usted quiere espantarme con el amor al género humano! Ahora no sirvo para nada… No iré por nada del mundo. Además, ¿con quién dejaría a mi esposa? No, no…»
«En general una frase, por hermosa y profunda que sea, solo causa efecto en los indiferentes, pero no siempre puede satisfacer a quien es feliz o a quien es desdichado. Por esto casi siempre la máxima expresión de la felicidad o de la desgracia es el silencio.»
«Los desgraciados son egoístas, malvados, injustos, crueles y menos capaces de comprenderse entre sí que los tontos. La desgracia no une sino que separa a los hombres; e incluso en aquellos casos en que, al parecer, los seres humanos deberían estar ligados por un dolor análogo, se cometen muchas más injusticias y crueldades que entre gentes relativamente satisfecha.»
«Pasará el tiempo, pasará también el dolor del doctor Kirílov, pero esta convicción, injusta, indigna de un corazón humano, no pasará, y permanecerá en el ánimo del doctor hasta la misma tumba.»
En general, lo recomiendo muchísimo.
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